Diseño Curricular de Lengua E.G.B.1


1. FUNDAMENTACIÓN
1.1 Introducción
El lenguaje es patrimonio de cada pueblo y, por eso, es esencial para estructurar la identidad histórica y cultural de cada sociedad.
Como hecho socio-cultural complejo surge de la interacción entre los seres humanos para satisfacer sus necesidades de comunicación y expresión y, a través de esa interacción regula la conducta propia y ajena.
Se da en situaciones y contextos reales; tiene siempre determinados propósitos -que varían según las circunstancias- y se plasma en formas discursivas concretas -también variadas-, con principios organizativos propios y normas específicas para su uso.
Cada grupo social recibe este patrimonio cultural, lo usa y lo transforma, adecuándolo a sus necesidades y características, dando origen, de este modo, a formas lingüísticas discursivas no sólo nuevas, sino también diferentes para cada circunstancia y para cada sector social, geográfico, generacional.
En esa interacción entre sujetos es donde los niños y las niñas adquieren el dominio del lenguaje, simultáneamente con la comprensión práctica de las situaciones en las cuales el lenguaje se usa y de los propósitos con los cuales se utiliza. De esta forma, el alumno y la alumna desarrollan al mismo tiempo la competencia lingüística y la comunicativa.
Por medio de la dimensión representativa del lenguaje, el hombre configura el mundo que lo rodea: puede planificar sus acciones, organizar sus ideas, analizar, fijar, recordar sus propios pensamientos; hacer suyas y compartir representaciones sobre el mundo y saberes históricamente acumulados y socialmente significativos.
Usando el lenguaje puede expresar sus afectos, sueños y deseos. Puede crear y comunicar mundos imaginarios, generar obras con imágenes de incalculable valor estético y profunda riqueza.
También puede, por medio del lenguaje, reflexionar sobre sí mismo, sobre los demás, sobre sus obras y sobre el mundo.
La participación democrática en la vida social de todos los habitantes depende, en gran medida, de su capacidad comunicativa y de su dominio del lenguaje. Por ello, la escuela tiene, entre otras, la ineludible misión de asegurar a todos los niños -y en especial a quienes más lo necesitan por su situación de marginalidad- el derecho a convertirse en usuarios eficaces, autónomos y críticos del lenguaje, tanto oral como escrito.
Debe proporcionarles una sólida formación lingüística, que incluya el dominio personal y social del lenguaje y el conocimiento del sistema de la lengua. Podrá lograrlo sólo si los docentes conciben que el lenguaje es un objeto socialmente valioso, sobre el cual es posible actuar de manera creativa y razonada y que sus múltiples usos en la escuela deben ser los mismos que en la vida diaria.
1.2. La lengua como área disciplinar
La Lengua, como objeto de conocimiento, puede abordarse desde distintos enfoques teóricos; ahora bien, ¿cuáles son los encuadres teóricos que sustentan la estructura disciplinar del área Lengua ?
Surgida a fines de los ’60 y desarrollada en la segunda mitad de los ’70, aparece una propuesta de revisión de la enseñanza de la lengua en la escuela, que pretende modificar sustancialmente el aprendizaje de la lengua y la literatura, superando divisiones artificiales como el estudio sistemático de la lengua y el estudio sistemático del discurso. La misma está sustentada por un encuadre teórico elaborado desde los aportes de las Teorías de la comunicación, Teoría de la enunciación, Teoría y Análisis del discurso, Lingüística y Gramática del Texto, Sociolingüística, Pragmática y Psicolingüística.
Tal marco teórico surgió básicamente como consecuencia de la toma de conciencia de que el Estructuralismo, centrado en la sintaxis de la oración, no bastaba para explicar ciertos fenómenos sintácticos. Para entender estos fenómenos había que tener en cuenta las oraciones anteriores o posteriores; esta dificultad aparece, por ejemplo, en la coordinación, la articulación del O.D., el uso de los tiempos verbales, los pronombres, etc. Y mucho menos alcanzaba para comprender la complejidad de los fenómenos de la comunicación lingüística. Para entenderlos había que tener en cuenta una unidad de mayor significación: el texto. Y éste, concebido como unidad organizativo-comunicativa del mensaje lingüístico, encontró en los conceptos de comunicación y discurso, la complementación adecuada para producir la integración -y consecuente resignificación- de los dos compartimentos estancos, ya mencionados, en que se dividía el estudio de la lengua, para permitir de este modo la interacción dinámica de diferentes niveles y campos de análisis en función de la plena comprensión y producción de los diferentes mensajes.
En cuanto al concepto de comunicación, desde las Teorías de la Comunicación, Teoría de la Enunciación, la Pragmática y la Psicolingüística, se reformula el clásico esquema de comunicación de R. Jakobson (teoría mecanicista de una emisión y una recepción aisladas de cualquier condicionante). Dicha propuesta sostiene que la actividad comunicativa no se agota en los saberes lingüísticos. El usuario de la lengua debe saber quién emite el mensaje, a quién va dirigido, cuál es su intencionalidad, para qué se emite y finalmente, comprender qué dice. Esta comprensión depende de todo lo anterior y esencialmente del conocimiento del tema tratado, así como del contexto de emisión del mensaje. Dicha comprensión exige una serie de competencias que trascienden lo lingüístico, tanto en el emisor como en el receptor. Se trabaja con la comunicación como proceso y se atiende tanto a la producción como a la recepción de los discursos. No se trata de describir el sistema de comunicación, sino de comunicarse. Los hombres y las mujeres interactúan, se comunican, expresan sus ideas y sentimientos. Lo hacen mediante diversos discursos organizados en textos y adecuados a los contextos en que se producen y no mediante abstracciones. Usan códigos lingüísticos y translingüísticos y, cuanto más los dominen, más eficaz será la comunicación que entablen.
De esta forma, la lengua como objeto de enseñanza no se centra ya en su descripción, sino en su uso concreto, en la producción y recepción de textos y en la reflexión metalingüística desde esa realidad concreta.
La concepción de la lengua como actividad textual y discursiva, y no meramente oracional, propone que la comunicación verbal de los seres humanos no se realiza por medio de oraciones, sino a través de textos y discursos, y éstos constituyen las verdaderas unidades de significación. Los textos y discursos, por otra parte, se producen dentro de situaciones que son cambiantes y que hacen que los interlocutores elijan qué decir, cómo decirlo y cómo organizar lo que dicen.
Esto supone que en una comunicación eficaz y adecuada que se pongan en juego ciertas competencias lingüísticas y comunicativas, es decir, las habilidades y conocimientos para que una persona pueda utilizar todos los sistemas de signos de su comunidad sociocultural.
Competencias comunicativa y lingüïstica:
La competencia comunicativa: permite la identificación de los componentes de la situación comunicativa, el conocimiento de los códigos (lingüísticos y no lingüísticos) y de las peculiares condiciones de emisión y recepción de los mensajes.
La competencia lingüística: pertinente a la operaciones gramaticales. Consiste en la capacidad de formular enunciados sintáctica y léxicamente aceptables, de modo que puedan ser comprendidos. El propósito es formar mejores usuarios del lenguaje y no expertos en gramática. Por ejemplo: determinar en qué lugar del texto que se está escri biendo es preferible o conveniente usar un pronombre en reemplazo de otra palabra (gramática para usuarios) en vez de diferenciar las distintas opciones que pueden adoptar los pronombres: sustantivos, adjetivos o adverbios en diferentes oraciones.
La competencia sociolingüística: implica el conocimiento de las variaciones del código (dialectales, socioculturales, generacionales) más adecuadas para distintas situaciones comunicativas; así como también, el conocimiento y elección de los diferentes registros (lenguaje informal y estándar formal).
Por ejemplo, un hablante de 60 años (cronolecto adulto; variaciones según las diferencias lingüísticas generacionales) del campo correntino (dialecto regional y rural; variaciones según las diferencias lingüísticas geográfico-dialectales), peón de estancia, analfabeto (sociolecto no escolarizado; variaciones según las diferencias socio-culturales, profesiones u oficios), empleará la lengua castellana de modo distinto del hablante de 25 años (cronolecto adulto) de la ciudad de Resistencia, (dialecto general y urbano), profesional (sociolecto culto). Los dos lograrán entenderse, a pesar de algún grado de dificultad más o menos importante, pues están relacionados por un mismo idioma -identidad o comunidad lingüística- pero éste exhibe distintas realizaciones o peculiaridades de acuerdo con los factores que hemos especificado; y cuya comprensión integral sólo es posible si se capacita o adiestra en el conocimiento de la competencia en cuestión.
Ejemplo inherente a las variaciones de registro: si un alumno/a de 5º grado ha sido designado por sus compañeros para que informe a la directora acerca de un determinado proyecto que se proponen realizar, dicho alumno/a necesitará utilizar el registro formal estándar y no el informal coloquial, que emplearía si estuviese en una reunión de amigos.
La competencia pragmático discursiva puede verse como una síntesis de las siguientes:
· Competencia discursiva: consiste en la capacidad de elegir el tipo de discurso adecuado a la intencionalidad que motiva la necesidad comunicativa y a la situación o circunstancia en que están los que se comunican. Por ejemplo, si a un alumno de 4º grado se le ha encomendado la tarea de exponer oralmente los acuerdos y desacuerdos existentes en su grupo de trabajo acerca de un tema polémico, empleará el discurso argumentativo oral y no el científico o el narrativo.
· Competencia textual: consiste en la capacidad de construir un texto bien organizado dentro del tipo elegido y en función de la intencionalidad comunicativa. Por ejemplo, elegir la estructura textual argumentativa si la intención fuera persuadir, argumentando de modo inteligible y no desor denadamente, distribuyendo y jerarquizando la información de acuerdo con los distintos pasos previstos por tal tipo textual.
· Competencia pragmática: consiste en la capacidad de lograr determinados efectos mediante el texto que se ha construido. Por ejemplo, convencer al interlocutor mediante argumentos adecuados y a través de una cierta disposición de esos argumentos en el texto.
En síntesis: las competencias que hemos explicitado expresan las habilidades, conocimientos y capacidades cuyas expectativas de logro se manifiestan en los objetivos del Área. Y éstos pueden condensarse o resumirse de la siguiente manera:
Objetivo central: el desarrollo de las competencias lingüísticas comunicativas de los alumnos con el propósito de que sean usuarios eficaces, autónomos y críticos del lenguaje tanto oral como escrito.
Ejes conceptuales y conceptos inclusores del área lengua:
Ejes conceptuales [1]:  Los ejes conceptuales que subyacen en los contenidos conceptuales de Lengua son: Variación,  Intencionalidad y Organización de la comunicación lingüística
El eje procedimental de Lengua es la: Interacción comunicativa que se concreta a través de tres procedimientos fundamentales: 1. Comprensión y 2. Producción de mensajes lingüísticos escritos y orales
Conceptos inclusores [2]:   3. Reflexión metalingüística, Comunicación, Discurso y Texto.

Ahora bien, una vez caracterizados el encuadre teórico del Área Lengua, así como también el objetivo central y las competencias lingüístico-comunicativas que se desean lograr, explicitaremos las relaciones que se establecen entre los ejes conceptuales de Lengua y sus conceptos inclusores. Estos manifiestan la pertenencia al encuadre teórico, a la vez que conforman, precisamente por esa misma razón, la estructura disciplinar.
Los ejes conceptuales: Toda comunicación -oral o escrita- constituye un acto, una realización, producto de una actividad, de un uso concreto; a veces de una real interacción.
En tal sentido, podemos inferir a partir de esta primera afirmación, que un código lingüístico, por ejemplo, la lengua castellana, no se actualiza siempre del mismo modo. Es decir, presenta diferentes usos o posibilidades de realización, conforme a :
· Las variedades lingüísticas de los hablantes:
- Según diferencias geográfico-dialectales, socioculturales y generacionales.
- Según las distintas situaciones comunicativas en que se encuentran los hablantes: diferencias de registro (lenguajes informal, estándar y formal).
· Las intencionalidades comunicativas.
Cada actualización del código evidencia diferencias en su intencionalidad, porque lleva una intención definida (solicitar, ordenar, persuadir, convencer, explicar, emocionar, informar, crear o ficcionalizar) y se adecua a la situación o contexto en que se produce la necesidad comunicativa (por ejemplo: un llamado telefónico, un examen oral, una demostración científica, la presentación de un libro, una entrevista laboral, un debate televisivo, etc.).
· La organización de los mensajes lingüísticos.
Se manifiesta, por último, en la organización del mensaje lingüístico en estructuras textuales orales, escritas o mixtas. Dicha organización dependerá de la intencionalidad de quien se comunica y de su situación comunicativa. Por ejemplo, una intención persuasiva se organizará a través de un texto argumentativo oral, si la situación comunicativa correspondiente es un debate escolar encargado por la maestra de cuarto año en torno de los acuerdos y desacuerdos acerca de un tema polémico. O bien, una intención demostrativa acerca de un fenómeno de Ciencias Naturales, se organizará en un informe científico (texto escrito), si así lo indica la consigna de trabajo.
Por otra parte, y en cuanto al eje procedimental de Interacción comunicativa, es preciso plantear aquí nuestra segunda afirmación: toda comunicación por medio de la palabra -oral o escrita- sólo se constituye en acto mediante la Interacción comunicativa interpersonal o mediática (a través de los diferentes medios de comunicación). Y esto significa que nos comunicamos cotidianamente por medio del lenguaje a través del empleo de dos grandes procedimientos íntimamente ligados entre sí: interpretación (o comprensión) y producción de mensajes lingüísticos. Utilizamos constantemente estos procesos: lo hacemos, por ejemplo, cuando hablamos por teléfono, cuando dialogamos en la calle; es decir, tratamos de entender y de hacernos entender. O bien, cuando leemos un libro, un cartel o un diario, cuando vemos una película, cuando operamos con una P.C. o conducimos un vehículo y observamos las señales viales.
Asimismo, tales procedimientos se desarrollan mediante un tercero: la reflexión metalingüística. Ésta no supone un análisis descriptivo e independiente de las producciones lingüísticas, sino que permite sistematizar las posibilidades que brinda el sistema lingüístico -uso y combinación de los signos, reglas, normas y convenciones- para poder utilizarlas en la interpretación y producción de textos, y como aproximación a la idea de la existencia de una Ciencia del Lenguaje.
En síntesis, los ejes conceptuales que hemos expuesto están presentes en cada uno de los actos de comunicación. Éstos expresan la idea central de que el código -que significa por definición un elemento de unidad comunicativa y por lo tanto de identidad lingüística- se actualiza de diferentes modos, de acuerdo con sus variedades lingüísticas, con las intencionalidades y respectivas situaciones o contextos de enunciación y según las diversas formas en que se organizan los mensajes lingüísticos.
Por último, concluimos que toda comunicación lingüística sólo es posible merced a la interacción -interpersonal o mediática- realizada diariamente por los hablantes mediante la permanente interpretación y producción de mensajes.-
Conceptos inclusores: El hombre es un ser fundamentalmente social y el mundo de las relaciones humanas o relaciones sociales puede ser explicado mediante los conceptos de comunicación, discurso y texto, concernientes los tres al encuadre teórico disciplinar de lengua.
Desde tal marco, se concibe a la comunicación como un proceso social que integra múltiples comportamientos: la palabra, el gesto, la mirada, el espacio interindividual, etc., y que se expresa o produce mediante la actualización de códigos. Éstos pueden ser lingüísticos (escritos u orales) o no lingüísticos (gestual, plástico-visual, imagen animada, musical, expresión corporal, señales viales, etc.). El lenguaje es el principal medio de comunicación social humana. Se define a la comunicación lingüística en acto, en proceso, porque los hombres y las mujeres interactúan cotidianamente, se comunican -en forma interpersonal o mediática-, expresan sus ideas y sentimientos. O mejor dicho, sus intencionalidades comunicativas. Lo hacen mediante diferentes tipos de discurso (argumentativo, por ejemplo, si la intención es persuadir o convencer al interlocutor), organizados, de acuerdo con tales propósitos o intenciones, en distintos tipos de textos y adecuados a los contextos en que se producen u originan dichas necesidades comunicativas. Dicho de otro modo, en cada caso, el lenguaje se adapta a estas intenciones y a sus respectivas situaciones comunicativas por medio de diferentes formas o modalidades. Estas diferentes formas que adopta el código lingüístico según la intención del emisor reciben el nombre de discursos o modalidades discursivas; y éstas se organizan en textos.
Estos son pues los ejes conceptuales del área Lengua: interacción, variación, intencionalidad y organización de la comunicación lingüística. Los mismos están presentes en todos los fenómenos inherentes a la comunicación lingüística y relacionan los conceptos disciplinares ya expuestos.
Los textos, pues, se producen en situaciones y con intencionalidades sociales y culturales que determinan que los interlocutores elijan qué decir, cómo y cuándo decirlo, y cómo organizar lo que dicen.
Los hechos del área Lengua: Los ejes conceptuales y los conceptos inclusores mencionados nos permiten organizar la realidad de nuestra área disciplinar y reconocer sus clases de objetos o hechos, caracterizarlos, sistematizarlos, integrándolos y enmarcándolos en unidades organizativas y comunicativas de mayor significación: el texto y el discurso.
Los hechos de la lengua están dados fundamentalmente por los textos como actos de lectura y escritura, y en segundo lugar por las demás unidades del sistema lingüístico, las que permiten mediante reglas, normas, convenciones y articulaciones, la elaboración del texto.
1.3. La lengua en la escuela
Enseñar Lengua en la EGB tiene como objetivo que el alumno y la alumna logren aprendizajes imprescindibles para el desarrollo personal y el desempeño social, así como para la adquisición de otros conocimientos. Perfeccionar la lengua oral y adquirir la escrita, junto a la valoración y gusto por la literatura, son los aprendizajes fundamentales que la escuela debe garantizar.
La comunicación lingüística se da mediante: la escucha, el habla, la lectura y la escritura. Estas cuatro maneras de comunicarse consisten básicamente en comprender y producir mensajes y son operaciones complejas que implican procesos psicológicos de simbolización, jerarquización e inferencia.
La escuela debe enseñar a usar la lengua oral en otros contextos además del familiar, con otros fines, como la comunicación formal, el estudio y exposición de temas, con interlocutores variados y en registros formales.
Leer y escribir son aprendizajes de los que la escuela es responsable. Su dominio asegura poder traducir mensajes verbales a la escritura y viceversa; comprender y producir los distintos tipos de texto usuales en la sociedad; ser capaz de buscar, seleccionar, jerarquizar, almacenar información; organizar el pensamiento y desarrollar la actitud crítica.
El conocimiento del código lingüístico no es un objetivo en sí mismo. Los alumnos y alumnas deben ser competentes en la producción de textos orales y escritos, y no teóricos del lenguaje. No se trata, sin embargo, de eliminar los conocimientos gramaticales, sino de usarlos para ayudarse a reflexionar sobre las posibilidades que el sistema ofrece con el fin de comunicarse con más eficacia en variados contextos. Los conocimientos gramaticales permiten la reflexión sobre el uso del lenguaje, y fundamentan la toma de decisiones en los actos comunicativos.
El dominio de la lengua permite acceder a la cultura y desempeñarse en las distintas situaciones sociales, por lo que debe enseñarse de manera sostenida y variada, en contextos significativos. Especialmente la literatura permite acrecentar la capacidad representativa y expresiva del lenguaje, al desarrollar la capacidad de decodificar, interpretar y reconstruir los textos de ficción. Asimismo la interacción con textos narrativos, poéticos y dramáticos (teatrales) diferentes de las formas propias de los textos de estudio, favorece otras modalidades de pensamiento, a la vez que permite conocer sentimientos y acciones humanas en enriquecedoras experiencias lectivas.
La escuela debe abrir espacios para el análisis y evaluación de las formas discursivas cuyo soporte es la imagen (cine, televisión, historietas, publicidad...). La lengua oral y escrita proporciona las categorías lingüísticas como instrumentos para analizar los textos mediáticos.
El léxico, la ortografía y la gramática se sistematizan en función de la comprensión y producción de textos, a partir de las estructuras que presenten dificultades para resignificar su funcionalidad.
La enseñanza de la lengua como instrumento de comunicación, conocimiento, placer y poder parte siempre de las experiencias y saberes previos de los alumnos y alumnas y se da en situaciones de vida cooperativa, en el marco preferente de una pedagogía por proyectos.
Mediante las confrontaciones, coevaluaciones, trabajos grupales, etc., favorece la formación personal y social del alumno y la alumna.
La enseñanza de la lengua en la EGB promueve la formación de lectores asiduos, gozosos, críticos y estratégicos en la diaria tarea de interrogar a los textos informativos y recreativos con diversos fines, y en distintos lugares (clase, biblioteca...).



[1] El concepto refiere al conjunto de contenidos que constituyen una relación sobre la que se funda el campo disciplinar.
[2] Dicha denominación refiere a la organización conceptual del área. Son principios que atraviesan todos los contenidos de una materia y la explican.

2. EXPECTATIVAS DE LOGROS

2.1. ¿PARA QUÉ ENSEÑAR LENGUA EN LA EGB?
Se enseña Lengua en la EGB para que el alumno y la alumna logren:
• organizar el propio pensamiento y el propio discurso;
• incrementar el léxico y las estructuras discursivas, de acuerdo con las normas de corrección y adecuación de los discursos orales y escritos;
• enriquecer y desarrollar esquemas conceptuales, para favorecer los aprendizajes de las otras áreas (el lenguaje permite conocer el mundo; las carencias de léxico y de las competencias de lectura y escritura dificultan los aprendizajes de otras disciplinas);
• ampliar y enriquecer la comunicación y las relaciones interpersonales, en situaciones reales de uso de la lengua (qué se quiere transmitir, a quién, quién habla o escribe, etc.);
• conocer, respetar y emplear la distintas variedades y registros de lengua de acuerdo con la situación;
• incorporarse de manera constructiva en la sociedad, mediante la participación democrática real en proyectos de cogestión a partir de necesidades, intereses, situaciones, actividades planificadas que impliquen responsabilidades, distribución de tarea, tiempo, espacio, recursos, documentación, etc.;
• tomar conciencia sobre el logro de competencias, sobre el conocimiento construido, el que está en construcción y el que falta construir, mediante la coevaluación y la autoevaluación del proceso y del resultado; 
• conocer y reflexionar sobre las posibilidades del sistema lingüístico (normas, léxico, ...) en la comprensión y producción de textos;
• adquirir el hábito de la lectura recreativa e informativa constante y estratégica, especialmente de textos literarios, los que abren a dimensiones imaginarias enriquecedoras de la vida personal, facilitadoras de los desempeños sociales y de las competencias comunicativas y lingüísticas.

Conclusión
En síntesis, se enseña lengua oral y escrita de manera reflexiva, mediante el conocimiento de las intencionalidades y usos del lenguaje, de la lectura de textos pertinentes a distintos tipos de discursos, de la interpretación, de la comunicación verbal y no verbal, de las variedades lingüísticas y registros. Por consiguiente, se aborda la comunicación a través de unidades significativas: los textos, en todos sus contextos de uso.
En segundo lugar, se sistematiza -en grado de complejidad creciente- el conocimiento del léxico, la gramática y la ortografía, en función de la producción y comprensión de textos sobre estructuras que presentan dificultades y que son necesarias para expresar con claridad el propio pensamiento y para comunicarlo.

2.2. EXPECTATIVAS DE LOGROS DE PRIMER CICLO
Al finalizar el Primer Ciclo de la EGB, los alumnos y las alumnas podrán :
• Participar adecuadamente en conversaciones informales manifestando actitud cooperativa.
• Comprender, retener y comunicar la información relevante de comunicaciones orales breves, de asunto cotidiano y vocabulario conocido.
• Leer en voz alta con fines comunicativos.
• Exponer temas sencillos.
• Comprender de manera autónoma breves textos escritos narrativos, descriptivos e instructivos.
• Escribir textos narrativos, descriptivos e instructivos sencillos adecuándolos al destinatario y a la situación comunicativa.
• Reconocer tipos de textos básicos.
• Diferenciar en el texto las unidades lingüísticas y las marcas gráficas.
• Seleccionar lecturas como opción recreativa.

Seguidores